Pasada la resaca de las navidades son muchos los que deciden poner a punto su cuerpo y mente. Enero indiscutiblemente es el mes de los buenos propósitos y las buenas intenciones y con ello, de las revisiones médicas que tenemos pendientes.
Un ejemplo de ellos es la revisión urológica, un momento tan temido por los varones por desconocimiento o simplemente por pudor. Son muchas las informaciones y datos que nos aseguran que enfermedades como el cáncer prostático tienen un mejor pronóstico cuanto más pronta sea su detección. Tanto es así que las cifras indican que el noventa por ciento de los cánceres de próstata se detectan en la cita anual urológica, una revisión que debe hacerse a partir de los 45 años y antes si existen antecedentes familiares de la enfermedad.
El diagnóstico precoz permite identificar no solo el tan temido cáncer, tambien permite detectar problemas como la hiperplasia benigna, una enfermedad que es común en todos los hombres por el paso del tiempo y que en casos más graves dificulta la calidad de vida del paciente. Solo con la identificación del problema es posible el tratamiento y las barreras psicológicas del varón deben ser derribadas en aras de la prevención y la salud.
Las enfermedades más comunes que se detectan en una revisión urológica son la hiperplasia benigna de próstata (presente en más del 50% de los hombres mayores de 60 años), antes mencionada, el cáncer de próstata (tipo de cáncer que mayor incidencia presenta en varones, tanto en España como en el resto del mundo) y la prostatitis (infección aguda o crónica de la próstata que experimenta al menos una vez en la vida el 50 % de los hombres).
Pero ¿En qué consiste la revisión urológica del varón?
Las revisiones urológicas son sencillas e indoloras. En un primer momento se analiza la historia clínica del paciente y se evalúan los antecedentes familiares. Si bien es cierto que durante la pandemia pudo haber variaciones en estas consultas para limitar el contacto médico-paciente, ahora se ha vuelto a la normalidad y los especialistas emplean todas las herramientas que están a su alcance para mejorar el diagnóstico.
El examen físico urológico está formado por:
- Análisis de sangre
- Análisis de orina
- Exploración general (percusión)
- Exploración del abdomen
- Exploración de periné y escroto con la finalidad de descartar bultos
- Tacto rectal: prueba que determina el tamaño de la próstata o posibles anomalías
Estas son las pruebas básicas pero, en caso necesario, se puede recomendar la realización de una ecografía o incluso biopsia, en caso de anomalías o bultos sospechosos.
Las mejoras de las técnicas en el campo de la medicina han permitido la incorporacion de pruebas como el test Oncotype, que permite predecir la agresividad del cáncer de próstata a través de la expresión de 17 genes presentes en el cáncer prostático o el SelectMDx, que a través de una muestra de orina determina la posibilidad de desarrollar cáncer de próstata.
Las pruebas de imagen tambien se han visto mejoradas con la incorporacion de tecnologías como la biopsia guiada por microultrasonidos ExactVU o la resonancia magnética nuclear multiparamétrica de próstata. Ambas pruebas permiten tener una visión más completa de la próstata y llegar a aquellas zonas de dificil acceso con pruebas de imagen más convencionales.
El tacto rectal o el temor a un mal diagnóstico suelen ser los motivos por los que los varones retrasan la visita al urólogo. Desde ICUA animamos a los hombres a las revisiones periódicas con el aval de las cifras, el 90 por ciento de los cánceres de próstata son curables si se detectan de forma temprana.