Más de doce millones de personas en el mundo tienen quistes en los riñones (enfermedad poliquística), una patología que provoca consecuencias fatales para los pacientes que la padecen. Hasta el momento era muy difícil investigar la enfermedad sin poner en riesgo la vida del afectado. Es por ello que durante los últimos años se han buscado posibles vías para conocer más sobre la enfermedad y sus posibles tratamientos.
Partiendo de células madre de pacientes, en la Universidad de Washington, un grupo de expertos ha logrado crear riñones artificiales con un tamaño inferior al humano. Con la creación de estos riñones, que se desarrollan de forma rápida gracias a las células de los pacientes, los investigadores podrán estudiar las reacciones del riñón ante determinados fármacos. De esta forma han logrado descubrir que las proteínas de policitina, que ayudan a desarrollar la enfermedad, son sensibles a su microambiente. Es por ello que, según los expertos, se podría cambiar el diagnóstico de la enfermedad alterando ese microambiente.