Un estudio, llevado a cabo por el Departamento de Urología del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt en Nashville, Estados Unidos, nos trae respuestas a esta pregunta y es que los expertos de esta universidad estadounidense han intentado comprender los mitos y creencias que las mujeres tienen sobre el uso de baños públicos.
La investigación se ha basado en la codificación y análisis de datos de 12.583 respuestas con preguntas abiertas sobre las limitaciones en el uso del baño en mujeres para finalmente ir más allá de las estadísticas y crear un marco conceptual que explique las razones que hay tras las actitudes hacia el uso de baños públicos.
Los expertos con este análisis descubrieron que hay toda una interacción complicada de contextos personales, influencias situacionales y estrategias de comportamiento que las mujeres utilizan para controlar sus hábitos urinarios e intestinales fuera de casa.
Algunas de las respuestas de la encuesta han mostrado que, la limpieza del baño es una cuestión fundamental para la mujer. Si el baño no está lo suficientemente limpio o huele demasiado fuerte, las mujeres prefieren no entrar y aguantar las ganas. Por otro lado, en cuanto a la timidez o pudor, las mujeres se sienten incómodas acudiendo a un baño que no tenga la suficiente privacidad.
Los horarios del trabajo, la distancia a los servicios cercanos en un entorno laboral o incluso acudir a baños públicos con menores al cargo pueden ser otros de los motivos que hacen a las mujeres tener una relación peculiar con acudir al servicio.
Desde ICUA os recordamos que aguantar las ganas de orinar puede ser perjudicial y no es una práctica que se deba realizar de forma continuada. Algunos de los motivos por los que es malo no acudir al baño pueden ser los siguientes:
- Infecciones del tracto urinario: Retener la orina por mucho tiempo puede aumentar el riesgo de desarrollar infecciones del tracto urinario.
- Daño a la vejiga: Mantener la vejiga llena durante períodos prolongados puede ejercer presión sobre las paredes de la vejiga. Esta presión excesiva, con el paso del tiempo, puede debilitar la vejiga y provocar incontinencia urinaria.
- Dificultad para vaciar la vejiga: La vejiga puede volverse menos sensible a las señales de necesidad de orinar, lo que dificulta vaciar completamente la vejiga cuando finalmente se decide orinar. Esto puede contribuir a una vejiga hiperactiva o a la incontinencia.
Los investigadores aseguran que los hallazgos podrían servir para futuras investigaciones y políticas públicas relacionadas con la concientización sobre la salud de la vejiga relacionada con el acceso al baño en el lugar de trabajo y en público.
A continuación, os ponemos el link del estudio publicado en Multidisciplinary Digital Publishing Institute (MDPI):