Una investigación realizada por el Departamento de Urología de la Universidad de Ciencias de la Salud de SUNY Downstate, en Estados Unidos ha tratado de hacer una revisión sobre el manejo de la nocturia en adultos mayores con una salud delicada.
Según la revisión no hay evidencias de una evaluación específica sobre el uso de intervenciones conductuales para el tratamiento del anciano frágil con nocturia aunque su uso está respaldado por otros cohortes.
Habitualmente la modificación del comportamiento y el manejo de las comorbilidades sigue siendo el tratamiento de primera línea de cualquier grupo de pacientes con este problema aunque se debe enfatizar en este perfil de personas más frágiles o débiles.
Asimismo, la revisión indica que no hay estudios específicos que respalden el uso de fármacos en estos pacientes. Existen evidencias de eficacia de algunos fármacos en el mayor pero indican que es complicado extrapolar estos resultados a los pacientes más frágiles.
Por ejemplo, la desmopresina genera preocupación en los pacientes débiles por su alto riesgo de hiponatremia. En cuanto a los α-antagonistas sí que pueden tener una eficacia, aunque limitada, en pacientes con hiperplasia benigna de próstata. Estos fármacos son tolerados por los pacientes, aunque existe un riesgo de hipotensión ortostática en este perfil de pacientes frágiles. Los ensayos con agonistas β3 sugieren una utilidad clínica limitada y los antimuscarínicos están contraindicados en el anciano frágil debido a la alta posibilidad de deterioro cognitivo. En este sentido y con respecto al uso de antimuscarínicos en mayores de 75 años, la American Geriatrics Society desaconseja su uso.
Finalmente, no existen datos que evidencien el uso positivo o negativo de los antiinflamatorios no esteroides en el anciano más frágil.