Prostatitis significa inflamación de la próstata. Éstas pueden ser agudas (febriles) o crónicas y a su vez ser de origen bacteriano (prostatitis infecciosas), o no bacteriano (prostatitis abacteriana). En ocasiones, tan sólo hay síntomas procedentes de la próstata sin que se pueda demostrar inflamación o infección.
Prostatitis
La prostatitis es la inflamación de la próstata. Esta inflamación puede ser aguda (febriles) o crónica y, a su vez, puede tener un origen bacteriano (prostatitis infecciosa) o no bacteriano (prostatitis abacteriana).
En ocasiones, tan sólo hay síntomas procedentes de la próstata sin que se pueda demostrar inflamación o infección. A esta entidad se le llama prostatodinia.
¿Cuál es el tratamiento de la prostatitis?
El tratamiento es farmacológico y dependerá de las necesidades del paciente y de la intensidad de las molestias. De esta forma los pacientes podrán tomar antibióticos, antiinflamatorios o alfabloqueadores (medicamento que relaja las fibras musculares y el cuello de la vejiga, disminuyendo así los síntomas).
Otras veces, el dolor prostático da origen a cuadros de dolor pélvico crónico o coexiste con estos cuadros que tienen difícil tratamiento y suelen producir una gran alteración de la calidad de vida de los pacientes.
Dolor pélvico crónico
El dolor pélvico crónico es un dolor en la parte baja del abdomen. Puede ser constante o intermitente (aparecer y desaparecer). En cuanto a la intensidad puede ser una molestia tenue pero constante en la pelvis o bien un dolor intenso como una punzada en el bajo vientre que impide que los pacientes puedan realizar actividades comunes.
En el caso del hombre puede estar relacionado con la prostatitis o con otros problemas urológicos o prostáticos. La situación de la mujer es diferente ya que puede experimentar esos dolores durante el periodo menstrual o cuando mantiene relaciones sexuales. Esta situación se da cuando existe un problema en alguno de los órganos de la zona pélvica (trompas de Falopio, útero, ovarios, vagina…) Tanto en el hombre como en la mujer puede aparecer síntomas inflamatorios, urinarios, digestivos, genitales u osteomusculares.
¿Cómo se detecta? ¿Cuáles son las pruebas que se realizan?
Lo principal es encontrar la causa del dolor por lo que se realizará una exploración dirigida a la zona pélvica que incluye la exploración rectal y/o vaginal. A veces es necesario realizar pruebas de imagen o microbiológicas, aunque en general el especialista recomendará aquellas pruebas que sean necesarias para determinar el origen del problema.
¿Cómo se trata el dolor pélvico crónico?
Depende de la intensidad, la frecuencia del dolor y el origen, el especialista recomendará un tratamiento u otro. En cualquier caso, el tratamiento del dolor pélvico crónico requiere de un equipo multidisciplinar que contemple la unidad del dolor, la unidad de fisioterapia, neurofisiólogos y urólogos. Este equipo trabaja en conjunto para tratar el dolor del paciente y así mejorar su calidad de vida.
- Tratamiento con fármacos: Se pueden recomendar analgésicos, relajantes musculares, antidepresivos…
- Tratamiento hormonal: Este tipo de tratamiento se recomienda para mitigar los dolores asociados a la menstruación o a la endometriosis.
- Terapia física: Puede incluir ejercicios del suelo pélvico, de relajación, masajes o estiramientos. Se suele indicar para aquellas personas en las que el origen del dolor es muscular.
- Terapia psicológica: Ayuda al paciente a sobrellevar los síntomas.
- Estilo de vida: A veces se recomienda cambiar la higiene postural, hacer cambios en la dieta y finalmente incluir rutinas de ejercicio.
- Cirugía: Como en todo lo anterior, depende del origen del problema, y aunque su papel es mínimo en ciertas ocasiones llega a ser necesario.
Dentro del grupo de patologías asociadas al dolor pélvico crónico se encuentra la cistitis rádica, que es un tipo de problema que aparece como efecto secundario de otro tratamiento oncológico.
Cistitis rádica
Por cistopatía se entiende cualquier enfermedad de la vejiga urinaria y una de las patologías que se encuentran dentro de este grupo es la cistitis rádica, una complicación derivada de un tratamiento con radioterapia. El propio tratamiento afecta a las células de la vejiga, dejando un cuadro de dolor, problemas en la micción e incluso sangrado en la orina.
¿Cómo se trata esta patología?
Existen tres opciones de tratamiento para esta patología y que, como siempre, dependerán del paciente, de sus síntomas y necesidades y de la recomendación del especialista.
- Terapia intravesical: Aquí destacan las instilaciones intravesicales de ácido hialurónico. En casos graves puede emplearse aluminio endovesical o la formolización vesical.
- Terapia con fármacos: Existen diferentes tratamientos como la terapia con estrógenos, el pentosan polisulfato, ácido aminocaproico oral o el factor VIIa recombinante.
- En cuanto a las terapias físicas se incluyen la embolización de arterias iliacas internas, la cistectomía, la distensión con balón. Dentro de las terapias físicas, sin ser un tratamiento quirúrgico, se incluye la cámara hiperbárica. La exposición del paciente al oxigeno hiperbárico ha mostrado ser eficaz para paliar los síntomas de estos pacientes.