Un artículo publicado en Nature Communications y realizado por la Universidad de Bristol, en Reino Unido, ha mostrado como ciertos fármacos pueden hacer un daño renal irreparable para los pacientes, haciendo que necesiten ser tratados con diálisis o incluso un trasplante.
Han identificado el glucógeno sintasa quinasa 3 (GSK3, una enzima que regula la función renal. Esta afecta directamente a la función de los podocitos, que son unas células renales encargadas de filtrar la sangre del riñón.
La enzima GSK3 actúa sobre las células podocito y evita que se desarrolle la insuficiencia renal. Por tanto cuando se suprimen las formas de GSK3 en exceso se pone en riesgo la salud del riñón, según indican los resultados del estudio.
Para poder llevar a cabo el estudio se experimentó con moscas y ratones y se les elimino el GSK3 en las células podocitos. Los resultados mostraron que era muy perjudicial para ellos.
La conclusión es que los tratamientos deben tener en cuenta que el uso de los fármacos que suprimen en el GSK3 puede desarrollar a largo plazo insuficiencia renal, un hecho que se debe considerar ademas en el futuro desarrollo de fármacos.
Los expertos explican que uno de los medicamentos es el litio, que se comercializa en la actualidad para tratamientos psiquiátrico, es un supresor del GSK3. Finalmente recomiendan que los pacientes tratados con este fármaco deben seguir controles regulares para evitar dañar la función renal.
Equipo ICUA