El cáncer de vejiga no invasivo al músculo es un tipo de cáncer que afecta al revestimiento interno de la vejiga sin invadir la capa muscular. Es un cáncer menos agresivo, pero con una alta tasa de recurrencia tras el tratamiento. Esta posibilidad de recurrencia convierte al tratamiento con Bacilo de Calmette-Guérin (BCG) en una opción muy extendida, ya que estimula el sistema inmunológico del paciente para atacar las células cancerosas en la vejiga, reduciendo así las probabilidades de que el cáncer vuelva a aparecer.
Ante la preocupación por la alta recurrencia de este tipo de cáncer, numerosos estudios siguen investigando tratamientos que ayuden a los pacientes. El último de estos estudios internacionales, en el que ha participado nuestro compañero el doctor Juan Gómez Rivas, ha intentado desvelar cuáles son los factores que influyen en la eficacia de estos tratamientos.
Para llevar a cabo el estudio, los expertos analizaron datos de 2602 pacientes tratados con el Bacilo de Calmette-Guérin entre los años 2001 y 2020. Estos pacientes fueron divididos en dos grupos por edad: mayores y menores de 70 años. Los resultados, a lo largo de ese periodo, mostraron que los pacientes más jóvenes tenían mejores tasas de supervivencia global; sin embargo, no se observaron diferencias en la supervivencia libre de progresión del cáncer entre ambos grupos.
Uno de los hallazgos fundamentales respecto al tratamiento con BCG fue que los pacientes de mayor edad que recibieron el tratamiento completo con las dosis correctas tuvieron un 41 % menos de riesgo de progresión del cáncer en comparación con aquellos que no lo completaron de forma adecuada. En este caso, la edad no fue un factor determinante, pero sí se demostró que la dosis adecuada de tratamiento iguala la esperanza de vida entre los pacientes, independientemente de su edad.
Según los expertos, un tratamiento adecuado con BCG incluye una serie inicial de seis instilaciones, seguidas de un tratamiento de refuerzo en los meses posteriores. El problema es que muchos pacientes, especialmente los de mayor edad, no completan el tratamiento debido a los efectos secundarios.
Como conclusión, el estudio señala la necesidad de establecer protocolos estrictos para que los pacientes, especialmente aquellos de edad avanzada, reciban la atención y el tratamiento adecuado. Además, destaca que, con la pauta correcta, la edad no tiene por qué ser un obstáculo en el tratamiento del cáncer de vejiga no invasivo al músculo.
Si quieres conocer más sobre este estudio, en el que ha participado nuestro compañero el doctor Juan Gómez Rivas, puedes hacerlo mediante el siguiente enlace:
https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC11436433/