Según las cifras de la OMS en el año 2030 la diabetes tipo 2 podría ser la séptima causa de mortalidad en todo el mundo. De todos es bien sabido que un mal control de la diabetes puede derivar en enfermedades cardiovasculares. Lo que muy pocos pacientes saben es que también, de una forma muy estrecha, la diabetes provoca problemas renales como la insuficiencia renal, patología muy peligrosa que puede provocar la muerte. El mal control de la enfermedad puede desembocar en nefropatía diabética y supone un deterioro del riñón, incluso antes de que comiencen los síntomas.
Son muchos los especialistas que alertan sobre el cuidado renal en el paciente diabético, ya que es una de las grandes víctimas de la enfermedad como consecuencia del mal control glucémico y de la hipertensión arterial.
Cuando los riñones fallan, pierden su capacidad de filtrar los productos de desecho, lo que deriva en una nefropatía. Esta patología suele presentarse incluso antes de que el paciente perciba los primeros síntomas. Es por ello que los pacientes diabéticos, deben someterse de forma regular a análisis de orina y sangre para comprobar que el riñón funciona de forma adecuada y evitar en un futuro llegar a tener insuficiencia renal que pueda requerir de un tratamiento con diálisis e incluso en trasplante renal.
La diabetes en sí es un factor de riesgo para muchas enfermedades como la nefropatía o la retinopatía. De la misma forma es más susceptible de tener lesiones o problemas cardiovasculares como ictus o infarto.
Hoy en día el control de la diabetes es posible si el paciente conoce de forma exhaustiva la enfermedad y acude con regularidad a su especialista para que le administre el tratamiento adecuado. Además de eso, el ejercicio regular y la alimentación adecuada puede hacer posible evitar enfermedades como la nefropatía diabética.
Equipo ICUA