La vejiga hiperactiva es una alteración del comportamiento normal de la vejiga. Esta patología muchas veces va de la mano de la incontinencia de urgencia y falta de control de la vejiga.
La vejiga hiperactiva es una alteración del comportamiento normal de la vejiga. Normalmente, debe poder llenarse sin que la presión en su interior aumente, avisar de la necesidad de orinar y permitir aguantar esa necesidad hasta que orinar sea socialmente aceptable. La vejiga hiperactiva experimenta contracciones de su pared muscular involuntarias, que generan aumentos de presión en el interior de la vejiga y una necesidad repentina y frecuente de orinar, tanto de día como de noche. Esta patología muchas veces va de la mano de la incontinencia de urgencia y falta de control de la vejiga.
Esta enfermedad que hace que el paciente orine ocho veces o más al día, va acompañada de una afectación de la calidad de vida y de una notable limitación en las actividades diarias.
También provoca problemas con el sueño y nocturia, que le lleva a interrumpir su sueño como mínimo dos veces durante la noche para orinar.
Es fundamental acudir al especialista en cuanto se padecen estos síntomas para determinar el origen de este aumento de la frecuencia miccional ya que en ocasiones puede subyacer una enfermedad mucho más grave que la incontinencia en sí. Es común que los tumores de vejiga puedan presentarse con estos síntomas. Diabetes, infecciones urinarias, trastornos neurológicos, tumores, hiperplasia benigna de próstata e incluso algo tan común como el estreñimiento son algunas de las enfermedades que pueden provocar la vejiga hiperactiva. La ingesta de ciertos fármacos o alimentos irritantes como la cafeína, la teína, los cítricos y el alcohol, también pueden agravarla.
Para diagnosticar la vejiga hiperactiva el especialista recomendará diferentes pruebas, para revelar el origen del problema. En un comienzo, el urólogo puede recomendar realizar cultivos de orina, análisis de sangre, ecografía, flujometría y cistometría. Todo ello para determinar el estado de la vejiga y su capacidad. En caso de que sea necesario, el especialista puede recomendar otras pruebas más específicas.
Cuando se ha descartado una causa subyacente, un simple cambio de hábitos en la vida del paciente y realizar técnicas de control de vejiga permite mejorar los síntomas. En otras ocasiones no es tan sencillo para el paciente.
Los tratamientos de la vejiga hiperactiva dependen de la causa de la misma, por eso es tan importante descartar causas tratables. Si no se encuentra la causa, el tratamiento irá dirigido a mejorar los síntomas.
Los tratamientos son dispares y muy diversos. Pueden ser fisioterapia del suelo pélvico (ejercicios para fortalecer el suelo pélvico), mantener rutinas para ir al baño, tener un peso adecuado, hacer un entrenamiento de la vejiga que incluya ejercicios de contracción o incluso aprender a realizar autosondaje, para ayudar a vaciar la vejiga del todo.
Varios grupos de fármacos pueden aliviar los síntomas de la hiperactividad vesical. Como los estrógenos vaginales, para compensar la disminución de estas hormonas durante la menopausia que contribuye al debilitamiento del suelo pélvico y la atrofia de los tejidos de la vagina, que pueden facilitar las pérdidas de orina. También se utilizan fármacos que inhiben estas contracciones de la vejiga, como los antimuscarínicos y los beta-3 agonistas.
La neuromodulación es un conjunto de técnicas que puede ayudar a mitigar los síntomas de vejiga hiperactiva, como la estimulación eléctrica del nervio tibial.
En casos muy resistentes al tratamiento es posible inyectar toxina botulínica en la vejiga con la finalidad de mitigar estos espasmos de la vejiga y sus síntomas. También existe la posibilidad de realizar intervenciones quirúrgicas de ampliación vesical con intestino.
