Un estudio realizado por expertos del Instituto de Investigacion del Centro de Salud McGill, en Canadá, ha establecido la relación entre la alimentación y el cáncer de próstata. De esta forma explican que el consumo de grasas saturadas afectan a la reprogramación de las células y ayudan al desarrollo del cáncer de próstata.
El estudio ha analizado la dieta de más de trescientos pacientes, concretamente 319 y la expresión de su gen MYC. Al finalizar el mismo pudieron comprobar que la ingesta de grasas saturadas aumentaba la mortalidad del paciente con cáncer de próstata hasta en cuatro veces. En cambio reducir el consumo de grasas saturadas retrasa el desarrollo del cáncer especialmente en etapas iniciales de la enfermedad.
Uno de los portavoces explica que esto puede deberse a que la sobreexpresión del MYC, que estimula el crecimiento de las células cancerosas y que además induce propiedades malignas en las células normales.
Para detectar en mayor medida la importancia de la ingesta de grasas los expertos decidieron no incluir la obesidad como un factor de riesgo del cáncer de próstata. Finalmente los investigadores explican que la ingesta de grasas saturadas es un factor de riesgo a considerar y un punto de partida a la hora de desarrollar herramientas clínicas preventivas y de tratamiento. Asímismo explican que el conocer el estilo de vida del paciente, su alimentación, hábitos y sus rutinas deportivas, podrían ayudar al especialista a orientarse sobre la progresión de la enfermedad.
Equipo ICUA