Una investigación realizada en conjunto entre el Instituto de Medicina Oncológica y Molecular de Asturias y la Universidad técnica de Múnich ha descubierto más de cien genes que podrían frenar el desarrollo del cáncer de próstata.
El estudio ha sido publicado en Nature Genetics y se ha basado en los resultados obtenidos en ratones modificados genéticamente para tener mutaciones al azar.
Más de la mitad de los tumores malignos de próstata tienen mutaciones que inactivan el gen PTEN, que evita el crecimiento descontrolado celular. Conocer los genes con los que colabora el PTEN podría ayudar los mecanismos que promueven el desarrollo de la enfermedad.
En la investigación se introdujo un fragmento de ADN denominado “transposon” dentro del gen PTEN, lo que provoca la inactivación del mismo como supresor tumoral.
Las células en las que se introduce “transposon” padecen dos mutaciones. Por un lado se inactiva el gen PTEN y por otro lado se produce una alteración en otro lugar del genoma. Las células en las que se produce la segunda mutación están más predispuestas a convertirse en cancerígenas.
La investigación descubrió que aquellos ratones en los que se introdujo a “transposon” padecían de forma más frecuente tumores de próstata, mama, endometrio, piel, intestino y suprarrenal, entre otros.
Los científicos concluyeron que estos genes podrían ser supresores de tumorales, especialmente en el cáncer de próstata. Para descubrir esto se emplearon células humanas benignas de próstata donde se inactivaron estos cinco genes y el PTEN.
Esto provocó que las células se convirtieran en malignas y además invadieran los tejidos circundantes. De la misma forma comprobaron que cuando avanza el tumor de próstata disminuyen los niveles de estos cinco supresores tumorales así como los niveles de PTEN. Así han concluido que mantener los niveles de estos supresores elevados podría aumentar la supervivencia en los pacientes.
Como detalle curioso, los seres vivos tienen dos copias de cada gen. Esta situación es normal pero se ha descubierto que cuando una de esas copias del gen Wac (uno de los genes mencionados anteriormente) el desarrollo del cáncer es mayor. Por ello han comprobado que eliminar las dos copias de este gen permite frenar el desarrollo del cáncer.
Esta investigación se ha llevado a cabo en ratones, tal y como hemos mencionado anteriormente, pero de comprobarse en humanos, la supresión del Wac, en pacientes que ya tienen inactivo el PTEN, se podría frenar el desarrollo tumoral.
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Equipo ICUA