Es una prueba de imagen que permite ver huesos, tejidos blandos, órganos y vasos sanguíneos. Con una duración máxima de unos treinta minutos, es una prueba indolora en la que el paciente se introduce en una máquina de rayos X, conectada a monitores que obtiene imágenes detalladas del cuerpo. Esta prueba diagnóstica es muy precisa y permite detectar cáncer, traumatismos, enfermedades cardiovasculares y trastornos musculares o esqueléticos.
Mientras el paciente se encuentra dentro de la máquina de rayos X, éstos se mueven alrededor del cuerpo y así se obtienen imágenes bidimensionales del cuerpo y transversales (a través de los órganos).
Para la realización de la prueba no es precisa sedación y se puede inyectar al paciente un líquido de contraste para obtener una mejor visión.
Una hora antes de la prueba el paciente deberá estar sin comer y el paciente debe quitarse cualquier tipo de metal que pueda llevar encima, así como dentadura postiza o gafas. En el caso de que se tenga un dispositivo médico siempre se debe consultar con el especialista.