Cada 24 horas una persona sana y que ha bebido una cantidad de líquido recomendada acude a miccionar entre siete y ocho veces. Cuando el individuo bebe demasiado líquido esta frecuencia miccional aumenta por una causa justificada, en cualquier caso nuestra vejiga aguanta llena hasta una capacidad de 400 o 500 mililitros, siendo normal ya tener ganas de acudir al baño cuando está llena como mínimo de 150 mililitros.
La vejiga hiperactiva es la necesidad de orinar con mayor frecuencia de la normal, es la sensación de tener siempre la vejiga llena a pesar de no ser así. Este problema tiene diferentes orígenes pero sí que es cierto que suele tener una mayor repercusión o incidencia dentro del mundo femenino. Problemas con el suelo pélvico, cistitis de repetición y sobrepeso son algunos de los motivos por los que puede aparecer la vejiga hiperactiva.
Llevar unos hábitos saludables nos puede ser de utilidad para evitar la aparición de esta patología y uno de esas sanas costumbres es la de acudir al baño cuando sea necesario.
En este sentido nos referimos a acudir al baño aunque sabemos que todavía no tenemos la vejiga llena pero deseamos hacerlo por prevención, por evitar que más tarde nos lleguen las ganas repentinas y tengamos miedo de no estar cerca de un inodoro.
Esta costumbre, que muchos adultos inculcan a los niños, puede llegar a ser nociva con el tiempo. Esto se debe a que la vejiga puede llegar a modificar y disminuir su capacidad, lo que puede provocar una micción mucho más frecuente.
Otro de los malos hábitos para nuestra vejiga es, precisamente todo lo contrario, el aguantar mucho las ganas de orinar. Esto hace que la vejiga poco a poco vaya aumentando su capacidad y que con el tiempo se nos atrofie el musculo detrusor, que es el encargado de contraer la vejiga e indicarnos cuándo es el momento de miccionar. Un descontrol de la vejiga puede provocar además de pérdidas de orina, el aumento de las infecciones de orina y- con el tiempo si se agrava- daños en los riñones.