Son unos marcadores que permiten aplicar los tratamientos oncológicos en la próstata sin dañar los tejidos sanos.
A menudo tras el diagnóstico de un cáncer de próstata se decide proceder al tratamiento del mismo mediante radioterapia externa.
En estos casos, es conveniente la inserción de marcas fiduciales, dos pequeñas agujas, generalmente de oro, carbono o polímeros, una en cada lado de la próstata, bajo control ecográfico transrectal, a través del periné, el espacio entre el ano y los testículos.
Los marcadores van a servir, junto con los pequeños tatuajes que se realizan en la piel, para que las máquinas de radioterapia apunten a la próstata con elevada precisión, tratando el tejido prostático y minimizando la posibilidad de radiar los órganos vecinos, como vejiga y próstata.
Estos marcadores quedarán dentro de la próstata para siempre, sin causar ningún problema.
Recientemente, se aprovecha también el momento de la inserción de las marcas fiduciales para inyectar un gel espaciador entre el recto y la próstata, que se reabsorbe con el paso del tiempo, pero que consigue separar el recto de la próstata. Esta separación evita que el recto reciba una dosis importante de radiación por encontrarse normalmente en íntimo contacto con la próstata. El gel espaciador entre estos órganos evita efectos secundarios relacionados con el recto tras la radioterapia.
