La vejiga de una persona sana es capaz de contener medio litro de orina. Por lo general cuando se encuentra medio llena sentimos el impulso de vaciarla, una señal que el cerebro envía hacia la vejiga para comenzar a orinar. Por lo general la cantidad de orina depende de los líquidos que se ingieren, una media de ocho veces durante el día y durante la noche se acude al servicio en una o ninguna ocasión.
La vejiga hiperactiva es una patología más frecuente que la vejiga hipoactiva con síntomas como la necesidad de orinar de forma repentina, experimentar pérdidas y sentir la necesidad de orinar de forma repentina durante la noche más de lo habitual. La vejiga hipoactiva consiste en todo lo opuesto, en la imposibilidad de orinar cuando se tiene la vejiga llena.
En el artículo elaborado por las clínicas de medicina geriátrica y publicado el pasado año se intentó averiguar cuál es la prevalencia, los factores que llevan a padecer esta patología, las diferentes investigaciones y finalmente los tratamientos existentes en la actualidad para este tipo de pacientes, de los que se estima que tan solo en Estados Unidos existen 20 millones.
Esta enfermedad aumenta el riesgo de infecciones en el tracto urinario en general y hace que los pacientes tengan muchas molestias.
En la actualidad los posibles tratamientos existentes se basa en medicación que relaja la vejiga o que actúan sobre ciertos nervios para que se activen, la toxina botulínica, suplementos de ácido gamma-aminobutírico y fármacos antiepilépticos. Además se complementa con terapias de control del suelo pélvico de los pacientes y la realización y control de un diario miccional.
Si deseas conocer más información sobre este artículo, puedes acceder mediante el siguiente enlace de pubmed:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26476113
Equipo ICUA