El riñón es el último de los órganos encargados en sintetizar la vitamina D, tras ser metabolizada por el hígado. Cuando un paciente presenta enfermedad renal crónica su metabolización o sintetización de las vitaminas es deficiente por lo que tienen alteraciones minerales. Tal es así que según las investigaciones los pacientes con la enfermedad más avanzada presentan hipovitaminosis.
La vitamina D es la encargada de fijar fósforo y calcio a los huesos por lo que la carencia de la misma puede provocar muchos problemas de densidad ósea como osteoporosis o fracturas. También se produce la osteomalacia (debilidad muscular, dolor y debilidad en los huesos).
Según las recomendaciones de la Sociedad Española de Nefrología, los pacientes con enfermedad renal crónica, debido a las complicaciones que presentan como consecuencia de la poca asimilación de la vitamina D, deben hacer un control exhaustivo de la misma ya que niveles bajos se relacionan con mayor morbilidad y mortalidad. Es por ello que los especialistas indican la necesidad de que los pacientes tomen suplementos de esta vitamina, siempre siguiendo las recomendaciones de un especialista, con la finalidad de alcanzar los niveles necesarios para evitar complicaciones derivadas de sus carencias.